Derechos humanos y violencia de género

Sobre la violencia hacia las mujeres y la violencia humana. Derechos humanos y la superación del sistema sexo-género patriarcal

Vinculando el mes de noviembre que dedicamos a una forma de violencia de género, la violación, con el mes que dedicamos a los derechos humanos, os presentamos un post de MF, profesora de inglés, en el curso de C1, dado su conocimiento en el análisis de la violencia.

Lo que hoy llamamos «violencia de género» es una de las formas en que las personas ejercen la violencia. La violencia entre personas se justifica y persigue legalmente de diferentes maneras. Con la noción feminista de «violencia de género» hemos podido comprender que existe un tipo de violencia en las sociedades patriarcales que la promoción de las mujeres al estatus de persona o ser humana nos ha hecho considerar inaceptable: la violencia que se ha animado a emplear y que se ha justificado que empleen los hombres con las mujeres para que les sirvieran mejor, les obedecieran o sencillamente para usar los cuerpos de ellas como objetos.

Aunque existen leyes españolas tan progresistas e innovadoras como la ley contra la violencia de género, en ella la noción feminista ha quedado distorsionada pues sólo incluye los casos de violencia doméstica y de violencia en las relaciones íntimas. Consecuentemente, ocurren dos cosas: existe una confusión general sobre términos y conceptos, y, considerando que todas las personas hemos sido educadas en sociedades patriarcales tan antiguas como de siglos de edad, se produce un linchamiento verbal de las personas con inteligencia feminista que intentan aclarar la cuestión. A las personas feministas se nos dice, en modos bastante violentos, que las mujeres también matan y asesinan.

Como escribo esto con fines pedagógicos, para aclarar unos conceptos fundamentales, no voy a discutir aquí cuándo matar o asesinar está justificado o no (según nuestra cultura y según yo misma). Me centro ahora en aclarar lo siguiente:

La violencia de género es la violencia que el patriarcado, la sociedad patriarcal, le ha dicho al Hombre que puede ejercer con las mujeres, por ser el dueño y señor, el líder del grupo humano. En otras palabras, la violencia de género se aprende y se relaciona con quién manda en los asuntos humanos, quién lidera su organización y determina las cosas que afectan al conjunto.

La violencia doméstica incluye todos los tipos de violencia que ocurren en la casa, en el lugar donde la gente se quiere y comparte. Esto significa que la violencia doméstica se relaciona con la violencia de género (la inmensa mayoría  de los casos es violencia de género), pero que también incluye violencia ejercida por la mujer hacia un hombre, niña o niño, por un niño o niña, o persona adolescente hacia una persona adulta o anciana, y viceversa…

La violencia contra una persona, ejecutada por otra persona que no está autorizada a usar violencia (pongamos, una ciudadana) siempre ha estado castigada por la ley. Por lo que mantener que la violencia de género debería incluir la violencia de mujeres hacia hombres es sencillamente una idea antifeminista llena de irracionalidad y hostilidad: cuando las mujeres asesinan va a juicio y si son culpables se las condena por asesinato.

El hecho de que necesitemos leyes que abordan tipos concretos de violencia se produce porque identificamos problemas sociales: nuestra sociedad hoy percibe que la violencia de género, la violencia del Hombre hacia las mujeres (al menos en el escenario del hogar), es inaceptable y un problema social. Nuestra sociedad hoy también considera que necesitamos leyes específicas para abordar otros problemas de violencia: la de motivación racista, homófoba, transfoba, la violencia hacia personas menores…

Pero la existencia de estas leyes más específicas no es injusta con otros grupos:  la violencia ejercida por cualquier persona (que no esté autorizada a usarla en los escenarios que autoriza nuestra sociedad, que, eso sí, son protagonizados por hombres, pues las mujeres en el ejército no están autorizadas a trabajar en «posiciones combatientes» tengo entendido) está castigada por la ley; castigamos a personas que matan a otras personas sin importar qué sexo, sexualidad, género, ideología política, edad, identidad cultural… tienen. El hecho de que tengamos que reforzar estas leyes con otras que abordan ciertas motivaciones o situaciones no puede ser considerado injusto hacia ningún grupo humano, y sin duda alguna, no puede ser injusto para el grupo de los hombres en el patriarcado, pues este grupo, estas personas, no son víctimas de la violencia física ejercida por una mujer más que muy excepcionalmente (sobre la cuestión de que las mujeres son humanas y por tanto capces de usar todos los tipos de violencia también, en especial si su sociedad las autoriza a hacerlo, como hace con el Hombre el patriarcado, no lo puedo tratar aquí. Sólo decir que las mujeres han desarrollado su capacidad humana para la violencia por la vía del lenguaje y las actitudes por la prohibición cultural de que usen la violencia física, y que esto es información relevante para el análisis de la violencia humana y de la violencia patriarcal). En otras palabras, la violencia de mujeres a hombres no es un problema social.

Lo que sí hace le concepto «violencia de género» es cuestionar el sistema de género patriarcal, y por esto es por lo que de entrada rechazamos esta noción feminista. Pero este cuestionamiento ha sido una consecuencia lógica de que hayamos comprendido que todas las personas tenemos derechos humanos, es decir, se ha producido por RAZONES POSITIVAS; y hoy quienes lo comprendemos, nos consideremos feministas o no, estamos ayudando a nuestra sociedada evolucionar hacia un tipo de organización social que respete los derechos humanos de todo el mundo (esto es ser feminista, sin duda), lo que significa inevitablemente abandonar el sistema sexo-género patriarcal que establece una superioridad y una inferioridad entre dos únicos grupos de género que se perciben, sistema que ignora el hecho de la diversidad humana respecto a la identidad.

Sólo añadir ahora, para que quien lo desee pueda controlar su reacción antifeminista y así darle espacio a usar la racionalidad y la empatía: superar el sistema sexo-género patriarcal no significa abolir las identidades humanas, prohibir, como interpretan muy mal intencionadamente, que una persona sea «hombre» o «mujer». Un hombre puede sentir que es hombre sin identificarse con lo que el patriarcado define como Hombre. Lo mismo se aplica a las mujeres. Hoy sabemos que no todo el mundo tiene o siente su identidad sexual de la misma forma, ni sólo como lo define el patriarcado, que siempre se ha empeñado en definir muy claramente qué es un Hombre, qué una mujer y sobre todo, que él es superior a ella, porque tienen cualidades «complementarias» (Él el raciocinio, ella los sentimientos, esas mitologías). Las personas somos todo tipo de cosas: somos «hombre» de muchas formas, somos «mujeres» de muchas formas también, somos personas en infinitas formas diferentes, y deberíamos dejar de empeñarnos en obligar a las personas a SER el tipo de identidad que entendemos que existe o que determinamos culturalmente que tenemos. Todo el mundo tiene que recibir respeto, salvo que construya su identidad torturando o asesinando. En este caso, es preciso intervenir, pero este caso no es el caso de obligar a alguien a adoptar la identidad que nos parece que tienen que tener, sino para no permitir que se ejerza violencia.

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